Familia, escuela y comunidad son tres esferas que, de acuerdo con la propuesta de
Epstein (2001), según el grado en que se «compartan intersecciones» y se solapen
tendrán sus efectos en la educación de los alumnos. La colaboración entre estos
agentes educativos es un factor clave en la mejora de la educación. Pero el grado de
conexión entre estos tres mundos depende de las actitudes, prácticas e interacciones,
en muchos casos sobredeterminadas por la historia anterior. La situación
sociocultural y las políticas y prácticas anteriores condicionan el grado de implicación
y la forma y tipos de relación; por su parte, más internamente, las líneas de
comunicación individuales e institucionales especifican cómo y dónde tienen lugar
las interacciones entre escuela, familias y entorno.
Epstein (2001; Sanders y Epstein, 1998), basándose en la teoría de solapamiento
entre esferas de influencia, identificó seis tipos de implicación de la escuela-familia-comunidad
que son importantes para el aprendizaje de los alumnos y para
hacer más efectiva la relación entre escuelas y familias:
• Ejercer como padres: ayudar a todas las familias a establecer un entorno en casa
que apoye a los niños como alumnos y contribuya a las escuelas a comprender
a las familias.
• Comunicación: diseñar y realizar formas efectivas de doble comunicación (familia-escuela)
sobre las enseñanzas de la escuela y el progreso de los alumnos
• Voluntariado: los padres son bienvenidos a la escuela para organizar ayuda y
apoyo en el aula, el centro y las actividades de los alumnos.
• Aprendizaje en casa: proveer información, sugerencias y oportunidades a las
familias acerca de cómo ayudar a sus hijos en casa, en el trabajo escolar.
• Toma de decisiones: participación de los padres en los órganos de gobierno de
la escuela.
• Colaborar con la comunidad: identificar e integrar recursos y servicios de la
comunidad para apoyar a las escuelas, a los alumnos y a sus familias, así como
de estos a la comunidad.
Las estrategias para incrementar la implicación de las familias se pueden clasificar
en dos grandes grupos (Hoover-Dempsey et al., 2005):
• Estrategias para incrementar las capacidades del centro escolar para implicar a las
familias: crear condiciones para un clima escolar dinámico e interactivo con
los padres y madres. El equipo directivo puede adoptar un conjunto de medidas
para apoyar la participación y las relaciones entre profesorado y familias,
favoreciendo la creación de confianza. A su vez, se puede capacitar al profesorado
para establecer relaciones positivas y continuas con las familias.
• Estrategias para capacitar a los padres a involucrarse efectivamente: apoyo
explícito de la escuela para que los padres construyan un papel activo, un
sentido positivo de eficacia y una percepción de que la escuela y el profesorado
quieren su participación. Ofrecer sugerencias específicas de lo que pueden
hacer y hacerlos conscientes del relevante papel que tienen en el aprendizaje
exitoso de sus hijos.
Bolívar, A. (2006). Familia y escuela: dos mundos llamados a trabajar en común. Revista de educación, 339(2006), 119-146.
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