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lunes, 18 de diciembre de 2017

Los retos de la familia hoy ante la educación de sus hijos: a educar también se aprende.

Uno de los datos que se repite con frecuencia en las investigaciones sobre la implicación de los padres en la educación de los hijos es que existe una correlación positiva entre dicha implicación y el nivel de logro alcanzado en el colegio, de manera que son numerosos los estudios que subrayan la influencia de esta implicación familiar en el rendimiento de los alumnos, llegando a ser superior a la del propio contexto sociocultural. Además, esta correlación que es más alta en lo primeros niveles del sistema educativo, en los estudios longitudinales, se constata que tiende a prolongarse durante la educación secundaria (Eptein, 1991, Keit el al., 1998; Van Voorhis, 2000). Sin embargo, aunque la implicación de los padres puede dar ventaja a algunos estudiantes en el colegio, no todos los padres participan activamente en la educación de sus hijos.

En los resultados de las investigaciones realizadas, hay coincidencia a la hora de señalar que las variables que definen las conductas de implicación de los padres en la educación de sus hijos tienen un mayor poder explicativo que las variables que describen las características de la familia en sí misma (características estructurales, nivel social, nivel cultural, etc.). En todo caso, las variables de tipo estructural sí parece que tienen influencia en la distintas formas en que los padres se implican en la educación de sus hijos y a través de esta implicación en su aprendizaje y rendimiento académico (Patrikakou, 1996; Paulson, 1994; GonzálezPienda , Núñez, González-Pumariega, Älvarez, Roces y García, 2002 a). De manera que la implicación de los padres se utiliza como uno de los factores más fiables a la hora de diagnosticar la trayectoria educativa de un alumno.
La satisfacción familiar con el rendimiento escolar y la valoración del estudio por parte de los padres es la variable que más influye en el rendimiento escolar, explicando el 34,4 % de la varianza; otras variables como la colaboración de la familia con el centro, la valoración positiva de la capacidad y el esfuerzo así como las expectativas familiares sobre el estudio y el futuro de los hijos también presentan correlaciones positivas y significativas con el rendimiento. Sin embargo, el refuerzo familiar del rendimiento, uso de criterios comparativos del rendimiento del hijo con otros compañeros de clase y el control y ayudas familiares en el estudio, según estas investigaciones, presentan una correlación negativa con el rendimiento escolar.

González-Pienda, J. A. (2007). Los retos de la familia hoy ante la educación de sus hijos: a educar también se aprende.

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